El gas me cambió la vida

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Por: @eortegadelrio

Encender la hornilla girando una perilla y prendiendo un fósforo lo entendía como un acto completamente normal. Pero para los Santaneros, era una ilusión que se hacía realidad y yo era testigo de ese acontecimiento que solo pude entender su magnitud cuando conocí a mi primera entrevistada. María, una joven madre soltera embarazada de su segundo hijo, que emocionada me contó la lucha diaria de conseguir leña seca para poder prender el fogón.

Era el año 2002 y yo me encontraba en la población de Santa Ana, en la isla de Barú a las afueras de Cartagena. Mi misión era registrar en un documental el resultado de un convenio entre el gobierno de Holanda, Fundación Promigas, Surtigas y Gases del Caribe, quienes subsidiaron a más de 10 mil familias de estratos 1 y 2, la conexión al gas natural.

Hasta ese día, cocinar con leña era para mi un acto ceremonioso ancestral el cual disfrutaba en cada paseo a finca. Pero no alcanzaba a imaginar el reto de tener que hacerlo todos los días en el desayuno, almuerzo y cena.

Encender la hornilla girando una perilla y prendiendo un fósforo lo entendía como un acto completamente normal. Pero para los Santaneros, era una ilusión que se hacía realidad y yo era testigo de ese acontecimiento que solo pude entender su magnitud cuando conocí a mi primera entrevistada. María, una joven madre soltera embarazada de su segundo hijo, que emocionada me contó la lucha diaria de conseguir leña seca para poder prender el fogón. Ese día las lágrimas en sus ojos no eran por el humo, sino por la emoción de tener dentro de su casa, una cocineta conectada a un tubo mágico que produce una llama azul inmediata, sin olor, sin soplar el carbón, sin ahogarse en la tos. Así como la de ella encontré historias macondianas como la de una señora que agradeció al gas natural por recuperar la intimidad con su marido ya que antes “no le paraba bolas por estar siempre hedionda a humo”.

Lo cierto es que el gas natural le ha traído a nuestra región, progreso, bienestar y mejor calidad de vida. No solo se usa en la casa para cocinar o calentar agua, cada vez tenemos más vehículos con menos emisiones contaminantes con el uso del GNV, las industrias cuentan con respaldo energético con plantas de cogeneración y gracias a la operación de las distribuidoras, se le dio la posibilidad a las personas de los niveles socioeconómicos más bajos, normalmente excluidos del sistema financiero o reportados negativamente en centrales de riesgo, la posibilidad de acceder a un crédito sin codeudor basado en la confianza demostrada por el pago puntual de su factura.

Hoy el mundo entero centra sus esfuerzos en la descarbonización y Colombia quiere ser protagonista. El gobierno con poca tolerancia a la disución sobre si el gas natural es o no una opción ambientalmente viable para una transición energética, lo ha metido en la misma bolsa de combustibles fósiles. Esta discusión se dará desde mañana hasta el viernes en el congreso Naturgas que se celebra en Barranquilla. Yo por mi parte solo puedo pensar en la frase de cierre del documental que me la pronunció María con las manos en su barriga: “El gas me cambió la vida”.

Fuente: EL HERALDO