El planeta entero es un sistema de integración extraordinario. Hasta las fuerzas físicas, como la gravedad, insisten en mantenernos conectados. Sin embargo, no lo hemos comprendido. Con esa misma fuerza, la raza humana insiste en desintegrarse, en generar fronteras, distancias, brechas, muros.
Recientemente he recibido una invitación de la Organización de Estados Iberoamericanos, para participar en una cátedra para pensar y debatir la construcción de una ciudadanía iberoamericana, en España. Y allí estaremos, junto a otros líderes políticos, sociales y empresariales de la región.Y en fase de preparación, el debate comienza, en el parlamento de mi mente.
A un orador le resulta muy ambicioso pensar en una ciudadanía iberoamericana, cuando aún no logramos conquistar siquiera una real integración suramericana, caribeña, ni mucho menos latinoamericana.
Otro pide la palabra para mostrar que la integración más urgente es la que incluye a todos los países de este hemisferio que en algún momento representó la esperanza de un nuevo mundo.
Pero luego llega a opinar uno que muestra las conexiones históricas y culturales de España, Portugal e Inglaterra con una América determinada por el impacto de las "colonizaciones".
Y así, un debate rico en argumentos, va armando distintos rompecabezas, distintas visiones de integración, distintos equipos, y diversas regiones.Como sí pudiésemos seccionar el planeta (que es unicidad en sí mismo) en diferentes pedazos, cada uno cuidando los intereses de aquellos que logren ponerse de acuerdo.
Y está bien. En un mundo tan extraordinariamente dividido, cualquier equipo en conformación es una buena noticia para regresar a la idea de una gran comunidad global, con suficientes recursos culturales y materiales para garantizar el bienestar de la humanidad entera.
Pero mientras eso sucede en los espacios gubernamentales, sociales y empresariales, la tarea esencial está en nuestro rol primario de ciudadanos. Generar alianzas y espacios de cooperación, en la familia, en la urbanización, y aún más, en la escuela, es la única manera de construir el puente hacia siguiente nivel, para entendernos de una vez por todas como el equipo que siempre debimos ser.
La opinión expresada en esta entrada de blog es de exclusiva responsabilidad de su autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Pacto Global Red Colombia.
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