Mucho se ha dicho de los golpes de pecho en la iglesia, de los moralismos de corta duración, de los juicios que siempre comienzan a lo lejos, de la poca congruencia humana.
Y se seguirá diciendo, pues es más de lo mismo. Es decir, aquí mientras escribo estas líneas, por momentos pretendo ver desde afuera y desde lejos el fenómeno, cuál observador omnipresente, que no soy, y corriendo el riesgo de que este artículo sea también uno de esos "golpes de pecho".
Es que lo peor que tienen como fenómeno, no es el efecto que generan en quienes muestran incongruencia entre lo que dicen y lo que hacen, sino el efecto que tienen en aquellos que no se dan esos golpes al principio, pero los juzgan desde afuera.
Ven a los que se dan golpes de pecho, y los juzgan… Para luego dárselos ellos, mientras otros los juzgan detrás. Así funciona. Hilera tras hilera. En el templo y fuera de él.
En el trabajo de formación y alineación de equipos humanos, en empresas, en gobiernos y en asociaciones de la sociedad civil, es impresionantemente frecuente observar conflictos que parten de la postura de "darse golpes de pecho" que unos y otros asumen como mecanismo de protección.
iY no se protegen nada! Se protege más el que va al templo a encontrarse de verdad consigo mismo, que el que va a observar el proceso de los otros. Del mismo modo pasa en las organizaciones. Se protege más el que es capaz de auto-evaluarse, de auto-supervisarse, de reconocer sus talentos y aciertos, con la misma claridad con la que pueda observar y atender sus carencias y sus errores.Allí ha de estar el foco de una nueva generación de líderes. Sin duda, ya es tiempo. De menos golpes de pecho. Y de más miradas al frente.
La opinión expresada en esta entrada de blog es de exclusiva responsabilidad de su autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Pacto Global Red Colombia.
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