En estos tiempos de incertidumbre y cambios constantes, los artistas también se han reinventado. En el marco de las artes plásticas, las galerías de arte, los museos y los artistas han entrado curiosos a la virtualidad, puesto que la experiencia de disfrutar del arte en vivo era algo casi irremplazable.
El arte ha entrado a las casas para explorar otros rincones y poder habitar en cada espacio. Galeristas y empresarios han visto la posibilidad de seguir aplicando a convocatorias internacionales y penetrar en nuevos mercados. A su vez, artistas ya consolidados, contrario a lo que se esperaba el año pasado, empezaron a producir más obras aumentando su comercialización, e hicieron de las redes sociales sus fuertes aliados.
Existe el deseo de mantener estas áreas artísticas con la misma pasión y amor, por eso está la necesidad de crear nuevas líneas estratégicas, con una oferta nueva y diversificada.
Algunos sectores como el de la música también se han visto afectados, un mercado no ajeno al desarrollo de nuevas plataformas digitales. Aunque orquestas sinfónicas de renombre internacional, en continentes como el europeo, por ejemplo, el caso de la Orquesta Sinfónica de Berlín, ya pasaban sus temporadas digitalizadas con el fin de formar nuevos públicos y preservar la audiencia ya fidelizada, en momentos en que todavía se podían presentar espectáculos en vivo, la pandemia llevo al sector musical a redescubrirse, y este comenzó a compartir archivos de grabación y a mover sus contenidos por la red.
Gracias a una buena edición de video fue posible disfrutar de orquestas completas y divisar los artistas también en su individualidad, puesto que los acercamientos de cámara les dieron protagonismo y los hicieron para nosotros más cercanos. Es así como la música, igual que muchas áreas artísticas, empezó a posicionarse más en los nichos presentes, gracias a la creación de su propio contenido digital.
Por otra parte, en el área de las artes escénicas, el intermedio de las obras de teatro servía para departir con una taza de café y comentar sobre lo que se estaba disfrutando al apreciar la obra en vivo. Hoy en día ha sido reemplazado por un grandioso trabajo de investigación, documentación, sistematización y comunicación a través de una herramienta de audio como es el podcast, que en el caso del teatro se convirtió en un aliado de las herramientas auditivas para mantener a su público enamorado y cautivo.
La danza en tiempos de pandemia fue también una disciplina artística que cobró mucha fuerza, además fue generadora de bienestar para muchas personas que no pudieron salir de casa y que encontraron en ella una fuente de sanación y una valiosa terapia para el cuerpo y el alma.
Como resultado de ello, hoy existe el deseo de mantener estas áreas artísticas con la misma pasión y amor, por eso está la necesidad de crear nuevas líneas estratégicas, con una oferta nueva y diversificada alrededor de otros segmentos, junto a los espectadores y a razón de distintos bienes y servicios culturales, en medio de un abrebocas de gratuidad, como sucedió en muchos casos en el 2020 para no quedar en el ostracismo.
En definitiva, las áreas artísticas nos dejan ver su eterna valía y la necesidad de brindarles apoyo y estímulo a partir de la formación de públicos, de las convocatorias del sector público, el mecenazgo, el apoyo financiero, la responsabilidad social de muchas empresas, el Plan Decenal de Cultura 2012-2021 y el voto de fe de todos los que vemos en la cultura una eterna fuente de vida.
La ONU ha declarado el 2021 como el Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible y eso hay que celebrarlo y vivirlo, porque todos los sectores, en especial el cultural, ha sido resiliente en pandemia.
Artículo publicado originalmente en Portafolio
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