La gestión de una organización desde un propósito superior busca romper con la idea de que la finalidad principal, y a veces única, de una empresa, es crear valor económico. Propone que el impacto puede ser mucho más poderoso si definimos el fin último de nuestra empresa cómo la solución a un problema o una necesidad social o ambiental. Bajo este escenario entendemos que las utilidades o la rentabilidad que podemos generar no son más que la consecuencia de hacerlo de una manera eficiente y consistente. Después, al gestionarnos desde el triple impacto, podemos además distribuir valor de muchas maneras diferentes al pago de sueldos e impuestos. Algunos ejemplos de como hacerlo pueden ser la implementación de políticas de contratación anti-discriminación que den más oportunidades a poblaciones marginadas, podemos tener estructuras salariales justas y transparentes, podemos poner esfuerzos en fortalecer nuestra cadena de abastecimiento dando prioridad a proveedores vulnerables y/o sostenibles, podemos ofrecer beneficios a nuestros empleados que desarrollen su potencial humano e incluso el de sus familias, podemos tener programas de participación accionaria que permitan una mayor distribución de los retornos obtenidos, podemos garantizar cuotas obligatorias en cargos y juntas directivas para mujeres y para poblaciones sub-representadas, entre muchas otras.
Soy consciente que algunas de las ideas que acabo de mencionar son poco convencionales, y no estoy proponiendo que se implementen todas en todos los casos. Tampoco pretendo decir qué está es la píldora mágica para resolver nuestros problemas, muchos realidades como la corrupción o la violencia trascienden esta esfera de influencia. Soy un convencido, cómo muchos de ustedes, de que parte de lo que necesita Colombia para superar esta crisis son más empresas, generando más empleos y más valor, pero no de cualquier tipo o de cualquier manera. Necesitamos compañías que tengan un propósito real y coherente, que por supuesto paguen impuestos, pero sobretodo que se gestionen de tal forma que sus empleados, sus proveedores y en últimas toda la sociedad se vea también beneficiada por su actividad.
Nota: Existen muchas herramientas, y varias de ellas gratuitas, para ayudar a las empresas a seguir este camino. Algunas que quisiera mencionar son el manual del propósito desarrollado por la firma de consultoría FSG, el playbook para negocios inclusivos que lanzó Acumen la semana pasada y por supuesto la herramienta de medición y gestión de Sistema B.
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