Dia del Educador

Educare, nuestro origen, se divide en ex (fuera de) y ducere (guiar, conducir); nada más grato que conducir hacia el bien, entendiéndolo como la guía hacia un catálogo de valores y principios que marcan el comportamiento del individuo en pro de un estado mancomunado de bienestar.

¿Qué significa esto en el mundo actual?  Construir comunidad forma parte de la realidad misma de cada sociedad. Hay muchos factores que influyen decisivamente para lograrlo: la cultura, la cosmogonía, las relaciones familiares, los diálogos vecinales, la forma de gobierno, la manera como se imparte justicia, las actividades económicas, entre otros.

Evidentemente no es un tema lineal, ni mucho menos uniforme, siempre hay sus particularidades, sus tiempos, sus diálogos. Lo que si es válido es la experiencia que se va acumulando para interpretar mejor las condiciones de tiempo, modo y lugar, y así generar situaciones que faciliten, a partir de la confianza, la construcción del ethos comunitario a partir de un ethos educativo.

No se trata exclusivamente en retrotraer el conocimiento y las bases adquiridas, aunque no las podemos olvidar, ni mucho menos soslayar a una simple mención. NI caer en el complejo de Adán de pensar que la creación siempre empieza con uno, cual plena expresión del egoísmo y porque no de la egolatría.

Es a partir de esos fundamentos, como se puede entender como se está moviendo el mundo actual y saber interpretar adecuadamente las tendencias; obviamente no se trata de respuestas únicas, ni mucho menos de verdades absolutas; tampoco, por supuesto, de un relativismo radical. No podemos pasar de un extremo a otro.

La academia, como depositaria del educare, debe ser el fiel de la balanza; no para ser el ancla pesada del pasado, ni tampoco la pluma leve que se levanta y mueve ante cualquier brizna. Es la que se yergue recia, ardorosa, y airosa para marcar el rumbo con las respuestas adecuadas. Esto quiere decir que, aunque parezca paquidérmico, no se puede ir al lomo de los acontecimientos, aunque la tendencia natural sea para eso; es el lugar ideal para hacer del análisis y el pensamiento, la base de la acción a todo nivel y en todas las disciplinas. Esto puede generar frustración en algunos segmentos de la población, incluso con incomprensiones altisonantes; nada más alejado de la verdad. Por supuesto, tampoco caer en la parálisis por análisis. La rapidez que la tecnología nos impone, tiene que venir acompañada de la pausa creadora, innovadora y sostenible. De no ser así, estaríamos cayendo fácilmente en el “imperio de la moda”, el cual, a partir simplemente por pareceres, aunque respetables, no siempre tiene el asidero real que le permita sostenerse y permanecer de manera estructural.

Este papel de la educación no puede estar circunscrito a los ámbitos de lo tradicional, incluso dentro de la misma dimensión etárea. Sin duda el cambio en la pirámide demográfica nos está indicando que el aplanamiento de la pirámide, e incluso su inversión, exige que las metodologías y sistemas educativos tienen que adaptarse, sin perder la esencia del educare; ya no son suficientes las viejas categorías de primaria, secundaria, técnica, tecnológica, profesional y postgrado, sino entender que el proceso educativo es un continuum y tan válido es para el nonato como para la persona más longeva.

De hecho, la Agenda 2030 de Sostenibilidad, que Pacto Global como iniciativa de las Naciones Unidas promueve, y muy especialmente el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, Educación de calidad, nos plantea el reto educativo de manera concreta: “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”.

Esa realidad en Colombia y América Latina, demostrada con porcentajes poblacionales que se han dado, exige un cambio amplio, balanceado y en proceso de mejoramiento continuo. La pandemia y la aceleración tecnológica, no siempre con una adecuada planeación, se acompasaron para que cada persona rompiera los miedos de la interacción virtual. Incluso la aparición de nuevos saberes ha generado cambios en la dinámica de la empleabilidad, el emprendimiento y la innovación. Los empleos verdes y sociales pueden estar marcando pautas de recambio a otros tipos de empleos que por virtud de la virtualidad y la inteligencia artificial pueden entrar en franco retroceso o conversión. Y la academia debe brindar las opciones para que el saber pueda estar disponible y ser facilitador del cambio.

Por lo tanto, estos conocimientos desde la sostenibilidad, con la integración armónica entre el desarrollo económico en la sociedad y dentro del ecosistema, son el mejor guion para la respuesta adecuada desde la academia.

Desconocer esta situación estaría en plena contravía con el rumbo nuevo que la humanidad ha decidido; aquí, tanto la tendencia como la vivencia están íntimamente ligadas para este avance conjunto de toda la sociedad.

El trabajo académico también no puede quedarse en la cúpula del conocimiento sino trasvasar desde su propia capilaridad hasta todos los estamentos sociales y en todas las áreas del pensamiento. La arrogancia puede ser la mayor enemiga para poderlo lograr.