Riesgos sanitarios podrían costar más de US$1,5 billones en productividad para 2050

Los agricultores y trabajadores del campo, responsables de 30% de la fuerza laboral mundial, son quienes más sufren las consecuencias

Por: Valentina Sánchez Forero

El cambio climático no solo derrite glaciares o altera los patrones del clima, también está enfermando al mundo. Desde trabajadores agrícolas expuestos a temperaturas extremas hasta ciudades asfixiadas por el smog, los efectos del calentamiento global comienzan a sentirse en los cuerpos, los hospitales y las cuentas nacionales. Un nuevo estudio del Foro Económico Mundial, WEF, en alianza con Boston Consulting Group, BCG, advierte que las pérdidas de productividad derivadas del deterioro de la salud causado por el cambio climático podrían superar US$1,5 billones hacia 2050.

Según el documento, sin acciones de adaptación, el calentamiento global podría causar 14,5 millones de muertes adicionales y pérdidas económicas que superarían US$12,5 billones en las próximas tres décadas. Se trata de un golpe no solo a la salud pública, sino a la fuerza laboral.

El impacto del cambio climático en la salud global es una crisis silenciosa que amenaza con socavar las bases mismas del crecimiento económico”, advierte el informe. Las enfermedades vinculadas al calor extremo, la contaminación del aire, la desnutrición y la propagación de virus transmitidos por mosquitos o agua contaminada están generando un aumento sostenido en las tasas de enfermedad y ausentismo laboral.

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El estudio del WEF y BCG aplica un modelo de análisis sobre cuatro sectores clave de la economía, alimentación y agricultura, entorno construido, salud y sanidad, y seguros, para medir cómo el deterioro de la salud impacta la productividad global. En conjunto, los tres primeros sectores acumularían más de US$1,5 billones en pérdidas por disminución de la disponibilidad laboral entre 2025 y 2050.

En alimentación y agricultura, uno de los sectores más expuestos, los trabajadores rurales enfrentan una doble amenaza: el calor extremo y la propagación de enfermedades como el dengue y la malaria. Según el informe, la pérdida de producción en este sector podría alcanzar US$740.000 millones, impulsada por la caída de rendimientos agrícolas y el aumento de enfermedades que limitan la capacidad de trabajo.

Los agricultores y trabajadores del campo, responsables de 30% de la fuerza laboral mundial, son quienes más sufren las consecuencias. “El ciclo es perverso: la mala salud reduce la productividad, lo que incrementa la inseguridad alimentaria y, a su vez, agrava las condiciones de salud”, señala el documento.

En el entorno construido, que emplea a cerca de 8% de los trabajadores del planeta, los efectos del calor urbano y las malas condiciones de ventilación ya están afectando la productividad y aumentando los riesgos laborales. La investigación proyecta al menos US$570.000 millones en pérdidas por enfermedades relacionadas con el calor, accidentes y enfermedades respiratorias, a medida que las ciudades se vuelven más calurosas y densas.

La salud y el sistema sanitario, por su parte, no solo enfrentan una sobrecarga asistencial, sino también un impacto directo en su propio personal. El informe calcula US$200.000 millones en pérdidas de productividad y US$1,1 billones adicionales en costos de tratamiento para mediados de siglo. Solo el aumento de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y mentales asociadas al clima podría agotar la capacidad de los sistemas de salud más avanzados.

El sector asegurador emerge como un “termómetro financiero” de la crisis. El incremento de reclamaciones por enfermedades y muertes vinculadas a fenómenos climáticos podría alterar los modelos de cobertura y solvencia de las aseguradoras. Hoy, apenas 8% de la población de bajos ingresos cuenta con algún tipo de seguro de salud.

El informe detalla siete riesgos de salud agravados por el cambio climático: enfermedades transmitidas por vectores, enfermedades zoonóticas, males respiratorios, malnutrición, enfermedades no transmisibles, trastornos mentales y dolencias relacionadas con el calor. Cada uno de estos factores tiene un costo humano y económico creciente.

Por ejemplo, los días con temperaturas extremas no solo provocan más hospitalizaciones por golpes de calor o deshidratación, sino también aumentos en los casos de infartos, ansiedad y depresión. En ciudades con efecto de “isla de calor urbano”, los trabajadores pueden perder hasta 20% de su productividad diaria.

¿Qué hacer?

Entre las estrategias recomendadas se destacan el desarrollo de cultivos resistentes al calor y la sequía, la producción de alimentos con mayor densidad nutricional, el diseño de edificaciones con ventilación y refrigeración pasiva, y la creación de medicamentos termoestables capaces de conservar su efectividad en ambientes extremos.

El impulso hacia la adaptación climática está creciendo, pero la financiación y la implementación siguen siendo insuficientes”, explicó Ángel Martínez, managing director & senior partner de BCG y líder de Clima y Sostenibilidad para América del Sur Hispana. “El desafío ahora es escalar las soluciones probadas con rapidez, mitigar su impacto en la fuerza laboral e invertir en innovación que impulse la resiliencia”, añadió.

Fuente: LA REPÚBLICA