Día Internacional del Jazz, la música del diálogo
En una entrevista con Noticias ONU, el autor de la banda original de Birdman, la película de Alejandro Iñárritu ganadora del Oscar al mejor filme en 2015, comparte las reflexiones, emociones y experiencias que le produce el jazz, entre ellas la de la “libertad total”.
Para Antonio Sánchez, cinco veces ganador del premio Grammy, la improvisación en el jazz es una búsqueda sincera del ser humano, porque en esa improvisación cada persona refleja sus debilidades y sus puntos fuertes de ese momento.
Para festejar este Día Internacional del Jazz, que organiza la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y se celebra todos los 30 de abril, Sánchez nos propone “abrir los oídos y los corazones, y disfrutar”.
Se dice que el jazz rompe barreras y crea oportunidades para la comprensión mutua y la tolerancia. ¿Por qué se considera que el jazz es la música del diálogo?
Después de estar viajando durante muchos años tocando esta música, me he dado cuenta de que puedo llegar con mis baquetas, sentarme en una batería al otro lado del plantea y convivir con músicos sin necesidad de hablar absolutamente nada… Sencillamente usando el lenguaje del jazz, porque es bastante universal; porque es una música que tiene raíces en el soul, en lo que es el sentimiento del ser humano. Me parece que es una música con la que es muy fácil cruzar fronteras.
El jazz es una forma de expresión, pero ¿qué es el jazz exactamente? ¿Por qué esa facilidad para entenderse con otros músicos del jazz en otras partes del mundo?
Creo que lo que hace el jazz diferente es la cuestión de la improvisación y la improvisación viene del subconsciente. Para mí, el jazz es la música ideal para poder expresarme al cien por ciento como artista y como ser humano; es mi herramienta perfecta para expresar lo que soy yo, Antonio Sánchez, en ese momento dado… Porque es algo tan, tan efímero y tan pasajero. Cada momento nos sentimos diferentes, cada momento vamos a crear algo diferente, y esa espontaneidad de crear algo que, generalmente no se puede replicar nunca más, es lo que me parece lo más interesante de este tipo de música. Y entonces, cuando pones a varios músicos en el mismo lugar y todos están creando en el mismo momento en conjunto, puedes crear una ola energética entre los músicos y entre el público que es algo muy, muy, muy especial.
Además, promueve la integración de músicas tradicionales en formas modernas, por ejemplo, el jazz latino...
Lo que tiene el jazz es que es una música que puede incluir cualquier cosa. Cuando empezó Miles Davis a experimentar con el jazz y el rock y vio como se volvía loca la gente con Jimmy Hendríx, entonces dijo a ver yo quiero hacer algo s imilar que le llegue a la gente, que sea algo más masivo. Entonces empezó a mezclar el jazz con el rock and roll y posteriormente mucha gente empezó a ver la flexibilidad que tiene el jazz para mezclarlo.
En la cuestión del jazz latino es exactamente lo mismo. Mucha gente empezó a experimentar con sonidos y estilos que tienen una tradición muy profunda como es la música afrocubana, la música brasileña, la música peruana, la música mexicana, que llevan siglos presentes en la cultura. Si mezclas eso con la flexibilidad, la docilidad y la improvisación del jazz, entonces se pueden unir varias corrientes de una manera muy sencilla, muy fácil y muy rápida, que es lo que es increíble del jazz.
El jazz crea oportunidades para la tolerancia, pero ¿es una música para entendidos o para todo el mundo?
Creo que es como cualquier tipo de música. Por ejemplo, la música clásica que puede ser muy accesible o también muy rebuscada. El jazz tiene lo mismo. Decir jazz en estos momentos es una manera muy limitada de referirse a un tipo de música que tiene tanta ramificación. Hay jazz que es muy complejo, muy rebuscado y hay jazz muy accesible.
A mí lo que me gusta hacer es hacer jazz que tenga profundidad pero que tenga accesibilidad, porque el jazz empezó siendo música popular, era música para bailar. Con la creación del be-bop empezó a volverse un poco más rebuscado y el virtuosismo de las improvisaciones empezó a tomar las riendas de la música. Pero a mí me gusta tratar de combinar las dos. Ha habido muchos casos de músicos que han logrado fusionar la accesibilidad con el jazz, y le puede gustar tanto a un músico de jazz como a alguien que no tenga absolutamente nada que ver con este tipo de música.
El jazz rompe barreras y es una forma de libertad de expresión, pero la improvisación en el jazz está reglada, tiene pautas…
Sí, las tiene. Pero lo interesante del jazz es conocer absolutamente todas las reglas y… romperlas. Eso es lo que han hecho músicos como Miles Davis, Chick Corea, Keith Jarrett o Pat Metheny. Ellos conocieron y conocen todas las reglas y en el momento en están improvisando o en el momento que están componiendo las rompen y crean algo nuevo.
Eso me parece que es una búsqueda muy sincera del ser humano en sí, porque realmente estás reflejando tus debilidades y tus fuertes en ese momento si realmente lo que uno está haciendo es improvisar. Para mí la improvisación real es cuando estás creando algo en el momento y sobre todo contando una historia, si no hay una historia me parece que es un poco fútil la búsqueda de un músico.
El jazz tiene un origen afrodescendiente a través del soul, pero luego se occidentalizó, ¿han contribuido esos orígenes y esa evolución a reducir tensiones entre los individuos, los grupos y las comunidades?
Por supuesto, eso es lo que más me gusta de este tipo de música. Yo creo que en ningún otro género hay tanta mezcla de razas, de idiomas, de colores de piel. He tocado en grupos donde todos los integrantes son de un país diferente y, aunque estemos tocando un estilo, cada quien trae su propio lenguaje y lo aúna a ese estilo. Por eso, me parece que sale una mezcolanza muy, muy interesante. Por eso me parece que es un tipo de música que incluye a cualquier corriente musical que hay y a cualquier estilo que traiga dentro de uno mismo.
Antonio Sánchez participa en las conmemoraciones del Día Internacional del Jazz, pero ¿qué podemos hacer los que no somos músicos para disfrutar de ese Día?
Abrir sus oídos y corazones y disfrutar. Eso es lo más fácil de hacer. Para mí el jazz significa libertad total. Cuando yo compongo o toco jazz lo que me gusta es sentir esa libertad, no sentirme anclado a ningún estilo en particular, a ninguna corriente en particular. Sencillamente, lo que pasa por mi ser en ese momento, lo saco. Puede ser que venga de mis influencias cuando era pequeño y tocaba rock and roll o después cuando tocaba música clásica y más tarde, el jazz. Creo que si tanto los músicos como el público abre sus horizontes en ese momento es cuando mejor funciona el jazz y el arte en general.
Como en años anteriores, la mayoría de las actividades del Día Internacional se centrarán en la educación y el impacto del jazz, beneficiando a millones de estudiantes, profesores, músicos profesionales y amantes de la música de todo el mundo.
La edición del Día Internacional del Jazz 2019 tendrá su principal acto en Australia, donde se celebrará un concierto mundial de estrellas en el Hamer Hall del Centro de las Artes de Melbourne. Entre otros, participarán el legendario pianista de jazz estadounidense Herbie Hancock, el reconocido trompetista australiano James Morrison y el propio António Sánchez
En todo el mundo, otros muchos programas celebrarán el jazz con documentales, películas, conferencias, lecturas, representaciones teatrales y mesas redondas, así como sesiones de improvisación, clases magistrales y programas de radio y televisión.
Producción Antonio Lafuente
Fuente: NACIONES UNIDAS