Algodón sostenible: primer paso hacia la moda consciente y responsable
Aunque no es común que nos preguntemos por el origen de nuestras prendas, los materiales que han sido empleados en su fabricación o los recursos naturales que se han usado para crear cada blusa, pantalón o medias que usamos, es importante comenzar a incluir estas preguntas en el momento de comprar alguna prenda de vestir.
En comparación con otras industrias, la de la moda es la segunda más contaminante, según reporte de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés, 2019), quien indica que el rubro del vestido utiliza cada año 93.000 millones de metros cúbicos de agua, y que también cada año se tiran al mar medio millón de toneladas de microfibras.
El rápido ciclo de producción en la moda y el consumo excesivo han llevado a una cultura de desperdicio y contaminación que tiene un impacto significativo en el planeta, factores entre otros por lo que la industria de la moda representa cerca del 5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, según el informe del Foro Económico Mundial. A lo que se suma la creciente tendencia del fast fashion, fundamentada en el consumo de prendas de bajo costo que son desechadas rápidamente. La producción de fibras sintéticas, como el poliéster, libera microplásticos en los océanos, lo que representa una amenaza para la vida marina y la salud humana.
La moda, una industria en constante evolución y con una creciente demanda, ha volcado su mirada a formas más sostenibles de producción, que parten desde el uso de materiales amigables con el medio ambiente, hasta la reutilización de prendas desechadas que son transformadas para crear nuevas tendencias.
En este contexto, y aunque el 10% de todas las emisiones de la industria provienen de la agricultura, el algodón sostenible surge como una opción clave para promover prácticas más conscientes y responsables. Si bien la producción de algodón convencional sin prácticas sostenibles puede tener un gran impacto ambiental y social, al producirlo con la traza de sostenibilidad puede reducir ese impacto y mejorar la calidad de vida de las comunidades productoras.
En este sentido, con 10 años de ejecución en países de América Latina y el Caribe, con presencia en Colombia hace cinco años, el proyecto +Algodón ha recabado de múltiples lecciones y conocimientos sobre la estrecha relación existente entre la cadena de valor del algodón, la agricultura familiar y la producción diversificada de alimentos.
Esta iniciativa de cooperación Sur-Sur ha adoptado modelos de sistemas sostenibles de producción aplicados al cultivo del algodón basados en las experiencias de Brasil y los países socios de la cooperación, con los que se impulsa como prioridad los sistemas de producción de la agricultura familiar, a la vez que estas familias alternan la producción de algodón con la de alimentos para el sustento para sus hogares.
El proyecto +Algodón es ejecutado a través del trabajo conjunto entre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Agencia Brasileña de Cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores (ABC/MRE) y los gobiernos de siete países, entre ellos, el gobierno de Colombia, por medio del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.
Transformando el mercado del algodón: oportunidades y el repunte sostenible en Colombia y la región
Según información del Comité Consultivo Internacional del Algodón (CCIA/ICAC), América Latina produce el 13% del algodón del planeta y es responsable del 10% del algodón que circula en el mundo, abasteciendo el sector de la moda e impulsando el diseño y la innovación, compitiendo en mercados regionales e internacionales como Asia.
El algodón es la fibra natural más consumida en el mundo (FAO, 2022), es biodegradable, se cultiva en temporada seca y participa en notables esquemas de sostenibilidad; no obstante, su principal competidor es la ropa hecha con fibra sintética derivada del petróleo o producida con solventes con los subsecuentes problemas de contaminación y microplásticos, dejando apenas una participación de los artículos textiles hechos de algodón natural en un 24%, por lo que aumentar su uso es crítico para la sostenibilidad.
Colombia, en la moda del algodón sostenible
Colombia ha repuntado en la siembra de algodón durante la cosecha 2022-2023, con una opción de compra asegurada para los agricultores, lo que fortalece la asociatividad, creando a su vez nuevas e innovadoras alternativas en el cuidado del ambiente con prácticas agrícolas sostenibles.
Según datos de la Confederación Colombiana del Algodón (CONALGODÓN), la superficie algodonera en 2021 alcanzó 8.308 hectáreas sembradas y para el año 2022 esta cifra fue de 13.867, lo que representó un incremento del 66%, en línea con la proyección del gremio de aumentar el área a 36.100 hectáreas en 3 años, para llegar a 45.500 toneladas en 2025.
Las cifras mejoran la perspectiva, se proyecta que la industria nacional procese aproximadamente 90.000 toneladas de algodón en los próximos tres años, en comparación con las 39.000 toneladas procesadas este año. Para lograrlo, es necesario que el sistema de producción se oriente hacia prácticas sostenibles, orgánicas y en línea con las nuevas tendencias del mercado, como la moda consciente y responsable, la regeneración ambiental y el impacto social positivo.
Para Camilo Quintero, especialista de mercados del proyecto +Algodón, el algodón colombiano tiene dos desafíos en su tránsito hacia la sostenibilidad: el primero, en el ámbito internacional, para conquistar la preferencia del consumidor de moda, donde las prendas colombianas ya son reconocidas, y que actualmente exigen certificaciones como la Better Cotton, orgánicas (GOTS) y regenerativas (Regen Cotton), donde la trazabilidad hasta el campo es clave para acceder a mercados con regulaciones estrictas como Estados Unidos, la Unión Europea y China.
El segundo desafío se centra en el mercado nacional, donde es necesario satisfacer la demanda interna. En este sentido, se promueven leyes como la gestión integral de residuos (proyecto de ley número 218 de 2022C), que fomenta la economía circular y reduce el impacto ambiental generado por la producción textil. Además, el decreto 2598 de 2022 aumenta el arancel para la importación de confecciones, lo cual busca estimular la producción nacional. Estos esfuerzos buscan fortalecer el mercado interno y promover prácticas sostenibles en la industria del algodón en Colombia.
America Latina ha avanzado en esquemas de certificación del algodón sostenible ambiental, social y económicamente hablando. Por ejemplo, la Asociación Brasileña de Productores de Algodón (ABRAPA), ha logrado certificar y vender el 86% de su producción con el sello de Algodón Brasileño Responsable (ABR), impactando más de 1,65 millones de hectáreas; y la certificación internacional Better Cotton Initiative (BCI), planeando exportar 2,3 millones de toneladas de algodón en 2023, lo que amplía el acceso de los productores al mercado mundial de algodón sostenible. En la región estos pasos son seguidos de cerca por países como Argentina que ya instalo su certificación Algodón Responsable Argentino (ARA).
Esta escala de resultados es liderada por Brasil, con una innovadora campaña de promoción del consumo de algodón “Sou do algodão”, que hace una alianza con la moda sostenible e impulsa concursos y capacitación al sistema moda tanto para diseñadores como para clientes, dinamizando el consumo consciente con esquemas de calidad y trazabilidad basadas en tecnología blockchain.
Haciendo eco del cambio: voces del proyecto +Algodón, el sistema moda y el sector privado
De acuerdo con Ingrid Zabaleta, asistente ejecutiva del proyecto +Algodón, actualmente más que nunca la lucha por el cambio climático en la industria de la moda comienza con la elección de los materiales, y en este escenario el uso de las fibras naturales como el algodón se convierte en una solución en términos de sostenibilidad para una moda responsable y en transición hacia la economía circular.
Desde la cooperación se está promoviendo un diálogo clave con la industria de la moda para apoyar la rearticulación de la cadena de valor y la inclusión justa y sostenible de la agricultura familiar, que es la que produce más del 80% del algodón de los países de la región donde trabaja el proyecto.
De esta manera, el algodón puede aportar en la transición hacia la economía circular apoyando en la regeneración de los sistemas naturales por medio de buenas prácticas agrícolas y de adaptación al cambio climático, promoviendo el uso de productos con base en una fibra natural que tienen mayor tiempo de vida y que además pueden ser reciclados y eliminados de manera inteligente, afirma Zabaleta.
Buscando este posicionamiento del algodón latinoamericano como la fibra de la sostenibilidad en términos ambientales, sociales, económicos y culturales, el Programa de Cooperación Internacional Brasil-FAO, con el proyecto +Algodón, acompaña a los países poniendo a disposición insumos técnicos, herramientas para la trazabilidad y encadenamientos productivos competitivos de la cadena de valor del algodón sin dejar a nadie atrás.
Según Bibian García, coordinadora de la plataforma de Moda Sostenible de Pacto Global Red Colombia, el sistema moda tiene en la empresa privada al principal empleador y poseedor de la tecnología para transformar las materias primas en bienes, en este caso prendas para los clientes.
Para García, las consecuencias irreparables frente al ambiente y la necesidad de actuar para prevenir un daño infinito al planeta llevan a que el sector empresarial cada día sea más consciente, por exigencia de sus grupos de interés o de las demandas internacionales, de las acciones que debe adelantar vinculando a toda su cadena de valor en su transición hacia la sostenibilidad.
Por ello, escoger una fibra para transformarla, como en el caso del algodón sostenible, no solo implica tener información precisa para comunicar y prevenir el greenwashing, sino también la capacidad de contribuir al desarrollo social y económico de comunidades que se encargan de su cultivo, por lo que la presencia del sector empresarial en todos los eslabones de la cadena fortalece la capacidad del país para responder a sus compromisos internacionales en materia de la Agenda 2030.
Fuente: EL ESPECTADOR