Achim Steiner: “Hay riesgo de que se pierdan una o dos décadas de progreso en muchos países”
El director del PNUD, la mayor agencia de desarrollo de la ONU, advierte de la importancia de apoyar a las naciones más vulnerables para que sean capaces de hacer frente al coronavirus y que el mundo no dé un gigantesco paso atrás
Por: Alejandra Agudo
La llamada es por WhatsApp y se prolonga algo más de 20 minutos. Son las nueve de la mañana en Nueva York, las tres de la tarde en España. El hombre que dirige la mayor organización de desarrollo del mundo agradece varias veces la oportunidad de poner la lupa "en el resto del mundo". Achim Steiner, administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), habla de los países menos adelantados, los pobres en los que la crisis sanitaria, económica y social provocada por la Covid-19 aún no ha golpeado con fuerza. Pero que, cuando lo haga, "puede tener consecuencias catastróficas".
Como máximo responsable de la una de las agencias más grandes de la ONU, con presencia en 170 países, Steiner hace suyo el reciente llamamiento lanzado por el Secretario General, Antonio Guterres, a las naciones más ricas. Hacen falta más de 1.900 millones de euros para apoyar a los países en desarrollo en la lucha contra el coronavirus. De la respuesta de los donantes depende, en gran medida, la que el PNUD podrá proporcionar a las llamadas de auxilio de los territorios en los que está presente y que ya empiezan a vislumbrar lo que se les viene encima. Si el SARS-CoV-2 ha puesto en jaque a economías como la estadounidense y sistemas sanitarios como el español, ¿qué no puede provocar en Ghana, Senegal, Paraguay o, peor, en Yemen y Siria?
Pregunta. ¿Cuál es la estrategia del PNUD para combatir el coronavirus en los países en desarrollo?
Respuesta. Según la información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el coronavirus ha empezado apenas hace diez días a golpear al mundo en desarrollo en un sentido amplio. Está recién llegando al continente africano, lo que es una preocupación para la ONU porque vemos que la capacidad de repuesta de sus sistemas sanitarios es limitada, con escaso número de camas hospitalarias para su población. Como la eliminación del virus, como insiste la OMS, es una prioridad, estamos muy enfocados en ayudar a los gobiernos a implementar rápidamente medidas para frenarlo. Pero sabemos que esto solo proporciona un alivio momentáneo. Lo segundo es fortalecer los sistemas de salud.
P. ¿Y para ayudar a la población afectada en el sentido amplio?
R. Esta es una crisis sanitaria, pero también, y cada vez más, humanitaria y de desarrollo. Un gran desafío es cómo pueden los gobiernos lidiar con los impactos socioeconómicos. Y las estadísticas son muy esclarecedoras. Tomemos como ejemplo el acceso a Internet. En muchos países europeos y en Estados Unidos, las escuelas están cerradas y enseñan a través de la Red. Es posible porque en los países desarrollados el 80% de la población tiene conexión. Pero en los menos adelantados, el 80% no tiene acceso. Lo mismo pasa si miramos el número de camas de hospital, los sistemas de seguridad social… Solo el 22% de los desempleados del mundo reciben ayudas de desempleo. El trabajo del PNUD tiene que crecer exponencialmente porque las necesidades son enormes y los recursos aún son extremadamente limitados. Por eso la ONU lanzó el llamamiento humanitario la semana pasada.
P. ¿Cómo se están reorganizando los proyectos y programas ya existentes del PNUD?
R. El PNUD, a nivel global, es un importante proveedor de suministros médicos, por ejemplo, de medicamentos antirretrovirales en los países en desarrollo. Por lo que lo primero que hemos hecho es reorientar nuestra capacidad de adquisición para ayudar a los países de todo el mundo a abastecerse rápidamente de la ropa y equipos de protección. También hemos ido muy rápido durante las últimas seis semanas para revisar nuestras carteras. En cada país africano en el que trabajamos, hemos estado revisando nuestros programas y proyectos, y renegociando con los gobiernos y los donantes, para reorientar fondos y ponerlos inmediatamente a disposición de los países.
Básicamente, tenemos una oferta triple. Primero, para la preparación y protección de los países que no tienen capacidad para lidiar con la primera línea de defensa del sistema de salud. En segundo, medidas socioeconómicas integradas e inclusivas que pueden responder a las necesidades urgentes de proteger a los grupos vulnerables como las personas de los sectores informales, las pequeñas y medianas empresas, los pueblos indígenas y las comunidades rurales. Y finalmente, estamos trabajando para ayudar a los gobiernos a pensar cómo pueden usarse las medidas fiscales para una futura estrategia de recuperación después de esta crisis.
P. ¿Espera que los países donantes respondan al llamamiento de la ONU cuando ellos mismos tienen dificultades para hacer frente a esta pandemia y sus economías se han visto afectadas?
R. Es comprensible que los países que están luchando ahora contra el virus traten de abordar primero en casa el gran impacto de lo que podemos llamar una hibernación controlada de toda la economía. Acabamos de conocer las nuevas cifras de parados en Estados Unidos, que se ha disparado en más de seis millones en una semana, y creo que en España también registraron un aumento récord en el desempleo. Pero este virus es uno que solo se puede vencer si trabajamos juntos. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial son hasta ahora las únicas instituciones que están proporcionando fondos y líneas de crédito a los países en desarrollo. Pero, como el secretario general ha dicho, esta es una crisis sin precedentes y necesitamos una respuesta proporcional, que probablemente está en el rango del 10% o más del PIB mundial.
P. ¿Cree que hay tiempo para esperar a que las economías afectadas se recuperen?
R. En este momento, la cruda verdad es que, en términos de recursos adicionales para los países en desarrollo, hay muy pocos disponibles. Pero estamos en una situación en la que todo cambia muy rápido. Por lo que nuestra esperanza, y también nuestro trabajo en terreno, es permitir que estas medidas de apoyo internacional lleguen muy rápido allí donde aún pueden marcar la diferencia en lo que está sucediendo.
P. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias de no hacerlo?
R. Nuestras economías sufrirán durante años. Y tenemos que encontrar una forma en que podamos hacer una recuperación que sea más inteligente. Puede sonar distante para algunos, pero tal como se están desmoronando las cosas, estamos literalmente enfrentando el riesgo de perder una o dos décadas de progreso en muchos de los países en desarrollo. Tenemos que mirar cómo estabilizar el desarrollo y las economías, y comprender que se trata de una crisis humana. En muchos países, el 60% o 70%, incluso el 80% de los medios de vida dependen del sector informal. Por lo tanto, no se trata de salvar a las corporaciones, los grandes nombres, la gran mayoría de las personas viven del sector informal en pequeñas y medianas empresas. ¿Cómo podemos establecer un programa de apoyo masivo para que puedan recuperarse rápidamente y sobrevivir?
P. ¿Cómo explicar a los ciudadanos de los países donantes que es necesario asistir a otros cuando ellos mismos necesitan ayuda?
R. Como seres humanos, no necesitamos que nos expliquen qué es la solidaridad y la humanidad, pues ya están en nuestros corazones y en nuestras almas. El sentido de querer ayudar a los que están aún peor no es algo que puedas imponer. Creo que lo que debemos mostrarle a la gente es que hay muchos que están peor, que enfrentarán consecuencias catastróficas y no tienen nada que pueda protegerlos. Pero en segundo lugar, también es en nuestro propio interés. Esta es una pandemia global que solo se puede contener a través de una acción común coordinada, en la que aquellos con los medios y los recursos, los fondos, las tecnologías y la ciencia, apoyan a los que no disponen de ellos para vencer al virus. De lo contrario, no tendremos éxito. Además, somos una economía global. Es en el mundo en desarrollo donde se encuentran los mercados del mañana, que tendrán que ser parte de la estrategia para reiniciar la economía del planeta. Hay muchas razones, pero creo que la primera es simplemente decir: mira, estamos afrontando problemas, pero tenemos que reconocer que ayudarse mutuamente en épocas convulsas, como hemos visto hacer a lo largo de la Historia, es un principio fundamental de la familia humana.
P. Habla de reinicio. ¿El PNUD ya se está preparando para ese momento poscoronavirus?
R. Ya hemos involucrado a un gran número de instituciones académicas, a expertos de la familia de Naciones Unidas, así como un equipo especial en el PNUD, para trabajar en las lecciones aprendidas, pero también en comprender cuál será la nueva normalidad después de esta pandemia. Estamos viendo muchos cambios fundamentales. Y hay cuestiones muy básicas. ¿Cómo ayudamos a los países a que sus escolares recuperen la formación perdida? ¿Cómo financiamos el reinicio de la economía allí donde los recursos son muy limitados para ello, particularmente para evitar el desempleo masivo de jóvenes? ¿Cómo entendemos mejor la forma en que las mujeres se han visto afectadas por esta crisis? Al movilizar los billones de dólares en este momento que el mundo está esencialmente bombeando a las economías, el primer propósito es obviamente enfrentar la crisis humana, asegurar los medios de subsistencia. Pero al mismo tiempo, no deberíamos intentar reiniciar la economía de ayer, sino que debemos invertir en la del mañana. Antes de que esta pandemia golpeara, ya había importantes tensiones sociales por el cambio climático y la creciente desigualdad. Recordemos las noticias de los últimos dos años sobre las protestas masivas en las calles. Tenemos la oportunidad de abordar mejor estas cuestiones a medida que nos recuperemos.
P. ¿Cree que los Objetivos de Desarrollo Sostenible son aún el horizonte a seguir o es necesario establecer una nueva agenda?
R. La Agenda 2030 no es una fórmula mágica, pero los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son una forma de describir los principales riesgos para nuestro futuro común, el de nuestras naciones, economías y sociedades. Por tanto, son la brújula con la que concebir la recuperación. Pero hay objetivos que, en el contexto de la pandemia y en la recuperación después, necesitamos que sean más específicos y concretos: qué tipos de políticas, qué tipo de estímulos, en qué sectores y para qué grupos vulnerables.
Fuente: El Pais