HAY ESPACIO PARA EL OPTIMISMO
Al finalizar cada año se realizan balances acerca de las diferentes acciones que se han llevado tanto a nivel local como global frente a los retos que demanda la Agenda 2030 de Sostenibilidad, con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
No sobra recordar que, desde la Red Nacional Colombia del Pacto Global, iniciativa de las Naciones Unidas, hemos dicho que la sostenibilidad es la integración armónica entre las dimensiones social, ambiental y económica bajo los principios de la promoción y protección de Derechos Humanos y con la integridad y transparencia como elementos de relación entre los diferentes grupos de interés.
En el mes de noviembre que terminó se realizaron a nivel mundial dos importantes Conferencia de Partes (CoP por sus siglas en inglés) para atender dos temas significativos que tienen que ver de manera transcendental frente al futuro próximo.
En primer lugar, en la ciudad colombiana de Cali se celebró la COP16 de la Convención sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas, la cual durante 12 días con una importante participación mundial se trató la importancia de la Biodiversidad para lograr un desarrollo sostenible posible. Este convenio internacional es el instrumento para “la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos”.
Se logró un acuerdo para ratificar la importancia de los pueblos indígenas y afrodescendientes indicando que cada país firmante “respetará, preservará y mantendrá los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales que entrañen estilos tradicionales de vida pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica”. Igualmente se destaca una importancia de la participación de quienes posean esos conocimientos, innovaciones y prácticas, y de esta manera, poder fomentar una distribución equitativa derivada de la utilización de dichos conocimientos.
Con esta ratificación se fortalecerá la articulación de los países con los pueblos indígenas y las comunidades locales en la definición de acciones que contribuyan a la protección de la naturaleza. No solamente se trata de un reconocimiento si no también del asesoramiento científico, técnico y tecnológico para una adecuada evaluación del estado de la biodiversidad y de su implementación.
Siempre en estas reuniones globales quedan asuntos pendientes que terminan, para algún sector de la sociedad, con una sensación de frustración. El más significativo es que todavía no se cuenta con una definición clara para contar con un modelo de financiamiento para un plan de protección de la biodiversidad. No se ha avanzado en la identificación específica de las fuentes de recursos, los mecanismos de acceso y de ejecución. Se ha estimado que se requieren alrededor de 700.000 millones de dólares para un avance fundamental. También queda en el tintero el correspondiente mecanismo de monitoreo para medir los avances de los países en el cumplimiento de la hoja de ruta para la protección de la biodiversidad.
En otra parte del mundo, en Bakú, capital de Azerbaiyán, se llevó a cabo la COP29 correspondiente a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, con una notable participación de líderes mundiales, tanto de gobiernos, empresas, sociedad civil, academia y medios de comunicación, para seguir atendiendo las preocupaciones reales de que las temperaturas mundiales están llegando a máximos históricos con una recurrencia cada vez mayor de fenómenos meteorológicos extremos, tal como lo manifestó António Guterres, secretario general de la ONU.
Se alcanzó un compromiso de inversión de al menos 300.000 millones de dólares al año en la lucha mundial contra el cambio climático. Esta cifra es muy inferior al billón de dólares solicitados por los países en desarrollo. Hay que reconocer que estas cumbres globales tienen siempre estas divergencias y cada realidad nacional prima sobre los asuntos generales. Sin embargo, también la suma comprometida no es menor, y el reto es que haya una mayor eficiencia en la utilización de estos recursos para atender esencialmente las prioridades más sentidas.
Se destaca también el acuerdo acerca de normas para profundizar el mercado mundial del carbono respaldado por las Naciones Unidas. Sin duda este mercado debe facilitar el flujo de créditos de carbono, incentivando a los países para que reduzcan sus emisiones e inviertan en proyectos que favorezcan la ambición climática, acelerando la transición energética con la descarbonización en un plazo razonable, teniendo en cuenta las realidades específicas de los países.
Siempre hay opciones para mirar el futuro. La de un pesimismo constante que sumerge a todos en la desesperanza, con una visión de un vaso medio vacío. La otra, es el optimismo desbordado en donde todo puede ser color de rosa, con un vaso medio lleno. Lo ideal es el liderazgo para buscar el agua y llenar el vaso. Estas reuniones son esenciales porque como lo dice el propio secretario Guterres, es la “base sobre la que construir” y que los gobiernos “vean este acuerdo como una base, y construyan sobre ella”.
Obviamente, siempre hay un temor por las velocidades de la implementación. No se trata solamente de asignar recursos, sino destinarlos adecuadamente, con eficiencia, alejados de exclusiones y con la ciencia y la técnica como el eje central de la planeación y la ejecución.
En conclusión, la gran ganancia es que los temas de biodiversidad y cambio climático están en el eje de la discusión. Los resultados y acuerdos van en la dirección correcta. Por supuesto, los países más desarrollados son los llamados a liderar con determinación este esfuerzo. El reto es trabajar juntos para poder garantizar un futuro posible.
No caigamos en la frustración. Reconozcamos que esto también impone un cambio cultural que siempre toma tiempo, de varias generaciones, y que a veces por la hiperconexión derivada de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones pareciera ser suficiente para lograrlo, lo cual evidentemente no es tan simple.
Desde nuestro espacio de discusión en el Pacto Global seguimos promoviendo a partir de la base de promoción de Derechos Humanos, Estándares Laborales, Protección Ambiental y Lucha contra la Corrupción, las actividades correspondientes para seguir avanzando.
¡Manos a la obra, trabajando conjuntamente!
Mauricio López
Director Ejecutivo Pacto Global Red Colombia